miércoles, octubre 26, 2011

Renato, intento de fuga (otra vez)


Llegas a casa de noche, no ves a Renato en el jardín, pero está oscuro, debe andar por algún rincón. A la mañana siguiente tampoco lo ves, nadie ha visto nada, nadie sabe nada y piensas lo peor ¿se lo han comido? Tranquilidad, aparecerá. Revisión a toda la casa, a los recovecos que se te ocurren, a los que se les ocurren a la gente, siempre hay que tener en cuenta las sugerencias.  No aparece, pero, en algún sitio tiene que estar. 
Otro día más, ¿en casa del vecino puede estar? ¿y en la del otro vecino? Ahí está…  Pero es la hora de la siesta, el vecino no se alegra de verte, y le parece muy mal que no dijeses nada la última vez,  claro, es  que  la otra vez que se escapo fue el primer sitios donde probaste suerte y luego no volviste a decir nada. 
Disculpas aceptadas y primer intento de coger al conejo, mira, si sabe hacer madrigueras aunque de lo que no debe saber mucho es de orogénesis del terreno. Vaya, no ha querido salir, pues pensamos que contigo si saldría. Otro día, otro intento, menos invasivo, con manzana y evitando asustarte. Y a casa otra vez, pero olvídate de la vida en el exterior, ahora en casa conmigo hasta que sepa con toda seguridad que no te irás y me darás estos sustos.

Y entonces, qué pasa que este es el único conejo mascota con mal comportamiento, al único que le da por emigrar, explorar, conocer nuevos mundos, con los consiguientes problemas y quebraderos de cabeza que me da. ¿De verdad?