Bueno, a lo mejor os preguntáis cómo es un (otro) fin de semana sin móvil. Personalmente no es la primera vez que paso un fin de semana largo sin móvil, ni unas fiestas, incluso un mes sin móvil. Se puede vivir sin móvil.
En realidad, esta vez no estoy sin móvil, si no que más bien, no puedo llamar (pero eso lo solucionaré esta tarde) ya que en esta ocasión si que han podido dejarme lo que llaman “móvil de sustitución”, eso ellos, yo lo llamo “patatuela”.
Bueno, al menos puedo recibir llamadas, pero claro, para eso alguien tiene que acordarse de llamarte, porque no puedo contestar mensajes, ni llamar (es lo que tiene no pagar las facturas). Ah, y hay otro atenuante, no tengo agenda, tengo bastantes números apuntados en una agenda de las de toda la vida, (“bonjour vintage”) pero no me he molestado en pasarlos a la “patatuela” por eso de que no puedo llamar. Sí que ido pasando las llamadas recibidas, y mensajes. Total, medio incomunicada.
Pero eso sí, soy un valor en alza, me siguen hasta las ambulancias. Los hombres del mercado me invitan a cosas, y me han recordado que un chico se apuntó a mi gimnasio para conocerme.
1 comentario:
Eso del gimnasio no lo sabia, lo de la ambulancia daba miedito, pero como ves,todo es por ti, eres especial
sucion
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