Lo que siempre habíais querido. Siento lo de las fotos giradas.
martes, noviembre 01, 2011
miércoles, octubre 26, 2011
Renato, intento de fuga (otra vez)
Llegas a casa de noche, no ves a Renato en el jardín, pero
está oscuro, debe andar por algún rincón. A la mañana siguiente tampoco lo ves,
nadie ha visto nada, nadie sabe nada y piensas lo peor ¿se lo han comido?
Tranquilidad, aparecerá. Revisión a toda la casa, a los recovecos que se te
ocurren, a los que se les ocurren a la gente, siempre hay que tener en cuenta
las sugerencias. No aparece, pero, en algún
sitio tiene que estar.
Otro día más, ¿en casa del vecino puede estar? ¿y en la
del otro vecino? Ahí está… Pero es la
hora de la siesta, el vecino no se alegra de verte, y le parece muy mal que no
dijeses nada la última vez, claro,
es que
la otra vez que se escapo fue el primer sitios donde probaste suerte y
luego no volviste a decir nada.
Disculpas aceptadas y primer intento de coger
al conejo, mira, si sabe hacer madrigueras aunque de lo que no debe saber mucho
es de orogénesis del terreno. Vaya, no ha querido salir, pues pensamos que
contigo si saldría. Otro día, otro intento, menos invasivo, con manzana y
evitando asustarte. Y a casa otra vez, pero olvídate de la vida en el exterior,
ahora en casa conmigo hasta que sepa con toda seguridad que no te irás y me darás
estos sustos.
Y entonces, qué pasa que este es el único conejo mascota con mal comportamiento, al único que le da por emigrar, explorar, conocer nuevos mundos, con los consiguientes problemas y quebraderos de cabeza que me da. ¿De verdad?
lunes, agosto 29, 2011
sábado, agosto 27, 2011
sábado, agosto 20, 2011
miércoles, julio 20, 2011
La fuga de Renato
Esta mañana, como todas las mañanas que desayuno en casa, he salido al jardín a darle fruta a Renato, pero Renato no estaba, no estaba en el emparrado, ni detrás de los cipreses, ni en ninguno de los rincones, ¿cómo puede ser? Bueno, caerse, no era posible… o sí. Después de dar mil vueltas por la casa una y otra vez, baje a casa del vecino por el “y si se ha caído.”
Los vecinos encantadores, pero ni rastro de Renato. Desesperación, desasosiego, los conejos no vuelan, ni se evaporan, entonces ¿dónde está? Pues bien, Charlie se puso en plan explorador y descubrió pelos de conejo en la parra en dirección al patio del vecino. Sí, pelos de conejo, ríete de Grison. A partir de esa idea, fuimos a la casa de otro vecino, majísimo también que sólo nos pidió que no despertásemos al bebé que estaba dormidito. Y al final de la verja, en un hueco estrecho estaba Renato. ¡Bien! Pero ¿cómo lo sacamos? Una verja de malla metálica de unos 2m y un muro a unos 30cm. Comemos y dejamos volar la imaginación, sobretodo McGiver, quiero decir Charlie, y nos fuimos a casa del vecino con un montón de ideas, y el buen señor dijo “esto va a ser mejor cortarlo” y cortó su verja, pero Renato no se sintió liberado y hubo que empujarle hacia el hueco, así que a base de empujarlo hacia el agujero y agarrarlo con fuerza Renato ya está en casa, eso sí, el jardín está vetado por ahora.
Y me ha parecido una gran historia para reactivar el blog, que hacía demasiado que no escribia.
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