miércoles, julio 20, 2011

La fuga de Renato


Esta mañana, como todas las mañanas que desayuno en casa, he salido al jardín a darle fruta a Renato, pero Renato no estaba, no estaba en el emparrado, ni detrás de los cipreses, ni en ninguno de los rincones, ¿cómo puede ser? Bueno, caerse, no era posible… o sí. Después de dar mil vueltas por la casa una y otra vez, baje a casa del vecino por el “y si se ha caído.”
Los vecinos encantadores, pero ni rastro de Renato. Desesperación, desasosiego, los conejos no vuelan, ni se evaporan, entonces ¿dónde está? Pues bien, Charlie se puso en plan explorador y descubrió pelos de conejo en la parra en dirección al patio del vecino. Sí, pelos de conejo, ríete de Grison. A partir de esa idea, fuimos a la casa de otro vecino, majísimo también que sólo nos pidió que no despertásemos al bebé que estaba dormidito. Y al final de la verja, en un hueco estrecho estaba Renato. ¡Bien! Pero ¿cómo lo sacamos? Una verja de malla metálica de unos 2m y un muro a unos 30cm. Comemos y dejamos volar la imaginación, sobretodo McGiver, quiero decir Charlie, y nos fuimos a casa del vecino con un montón de ideas, y el buen señor dijo “esto va a ser mejor cortarlo” y cortó su verja, pero Renato no se sintió liberado y hubo que empujarle hacia el hueco, así que a base de empujarlo hacia el agujero y agarrarlo con fuerza Renato ya está en casa, eso sí, el jardín está vetado por ahora.
Y me ha parecido una gran historia para reactivar el blog, que hacía demasiado que no escribia.

1 comentario:

nezha dijo...

pues sí, sí que es una gran historia! pobre renato...