Ayer paseando a la loca de mi perra. Me cruce con un señor, que además de contarme su vida, me pregunto, sin ninguna intención pecaminosa: “Sabes que es una polla de agua”. Y que quieres, me pregunta esas cosas nada más conocernos… pues no, no sabía que era. A ver que los pollos, los he visto con plumas en la tele, y en la granja escuela…
Tierra está como una chota, o eso, o no nos entendemos, cuando le digo “ven”, ella entiende, aléjate y mírame fijamente. Cuando le doy algo para que juegue, es para que huya con todas sus ganas y no se arrime a nadie. Tanto es así, que una galleta, pierde valor frente al primer objeto, que puede ser una botella de plástico vieja, pero es más chula. Porque la tiene ella y nadie, nadie, nadie se la va a quitar. En fin, no entiendo a mis mascotas. A Kramer no se que le pasa tampoco. Lleva unos días muy quieto en un rincón, y dando golpe cuando oye ruidos fuertes, se ve que está incomodo por algo, pero no sé porque. Le abro la jaula para que salga a jugar o a lo que quiera, pero no se mueve. Le doy chuches y no les hace caso, bueno ayer sí. Eso es buena señal.
Y seguimos a ver si pasa algo emocionante…
Oh, mi madre ha cambiado los batidos de piña y manzana, los cuales me ha llegado a dar hasta 3, que es una burrada, porque son saciantes, y luego no me cabe nada. Por batidos de chocolate… que no creo que sigan la dieta, pero están muy ricos.
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