jueves, julio 16, 2009
Hasta no sé dónde
Llego a casa, y si da la casualidad de que hay alguien, me cuenta toda su vida, con todo lujo de detalles, con sus preocupaciones, sus discusiones, y todo lo que ha hecho a lo largo del día. A eso sumémosle el calor intenso, y mi natural amabilidad.
Y sé que está muy feo decirlo, pero hay momentos en que no me interesa en absoluto lo que le pasa a los demás, en serio, y mucho menos cuando me hacen sentir que me están recriminando, o por lo menos es lo que me hacen sentir, como ya he dicho, que quizá me equivoco, y no es por eso, pero estoy un poquito cansada de tanta tontería. No voy llorándole a nadie sobre las chorradas que me pasan en el día a día, podrían tener el detalle de no llorarme a mí, además, saben que de natural, mi posición nunca va a ser la de tradicional apoyo, y esas cosas, porque no soy así.
Pero en realidad supongo que muchas veces la gente tiene que contarle sus movidas a alguien, y por una u otra razón, soy quien anda por ahí, y hay cierta confianza, y me lo cuentan, pero no me considero esa persona que escucha y comprende.
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2 comentarios:
mmm... mmm... ánimo?
bueno... venga mujer, hay que tener paciencia y ser tolerante... cabe esperar que luego te devolverán el favor... sigh.
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