Ayer se cumplió un año, y tampoco lo llevo mal. Lo podría llevar mejor, porque siempre se puede estar mejor, podría decir más verdades, sí, eso sería mucho mejor, la verdad necesita estar libre, en vez de pasarse los días rondando en mi cabeza. A parte al que no le guste, es culpa suya. La verdad es bella, porque es lo más real.
Este fin de semana estaba el tito Chus, no es mi tito, es el tito de los nenes, y es muy majo, creo que le cayó muy bien a Juyu nos fuimos todos en plan “japifamili” a ver toros, pero me sature de Juyu, yo que pensaba que el domingo me iba a librar de aguantar sus hormonas aceleradas, que ilusa soy. Pero bueno, ya está. Se la han llevado al internado, ahora podré descansar.
Roseta murió el sábado, se le dio la vuelta el estomago.
Necesito escaparme, y necesito organizarme… Quiero hacer tantas cosas que luego quizá no haga ninguna, y eso si que no. Pasito a pasito. De hecho, ahora mismo quería escribir un montón de cosas, y no me acuerdo ni de la mitad.
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