Ha empezado agosto, con un calor infernal, y unos maravillosos días de vacaciones. Sí, no ir a trabajar siempre se agradece. Y todos sabemos que no trabajo precisamente picando piedra.
Bueno he adoptado un método innovador para recordar lo que tengo que hacer, lo apunto en una de esas notitas autoadhesivas amarillas y lo pego a la vista, vale, quizá no tan innovador.
Así que tengo varias cositas que contar, como que fui al jardín de los sentidos a merendar con Juanito, y se estaba de lujo. Es un sitio realmente agradable dónde pasar la tarde. Repetiremos.
Hice más cosas con Juanito, es el chico de la película, y la película se rueda una tarde en la playa. Le hacen un reportaje de fotos a Tierruna, porque es súper payasa, y da risa verla tratando de nadar sin mojarse. La verdad es que la gente le aplaude cuando por fin coge su pelota del agua. Y para añadir escenas surrealistas, es que la película es de serie B, un tipo se pone a bailar en la ventana, mirando hacía la playa… y apostaría a que iba desnudo, pero está aún por confirmar. Ahora, ya cuando volvíamos a la zona de asfalto, nos cruzamos con un hombrecillo, calvo y en tanga, porque la gente no tiene que tener complejos.
También he descubierto que hay unas flores, muy bonitas, que me dan mucha alergia, pero son tan bonitas, que si propones en casa ellas o yo, la respuesta no está a mi favor.
Y ahora vivo frente a los vigilantes de la playa, bueno, en realidad desde hace tiempo mis vecinos de balcón, están en otro edificio, son rusos, o del Este, aún no les he pedido los papeles, son socorristas. Por eso están tan morenitos, y fibrosos.
Por lo demás, esperando carta de Sada. Y ayudando a Juyu a hacer los deberes. Tenéis algún plan mejor… seguro que sí.
Besitos.
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