jueves, noviembre 08, 2007

Tantas cosas, pero al final nada.



Van pasando los días y no me da tiempo a actualizar mi queridísimo blog, tengo más atareadas las mañanas, y en consecuencia estoy ahora escribiendo en casa para más tarde poder subir este texto.

Tengo, o tenía bastantes cosas que quería contar. Porque llevo tiempo sin escribir, y hay cosas que me hubiese gustado contar antes, y también habrá cosas que me gustaría haber contado antes, sabiendo que se me olvidan y en alegre consecuencia no serán escritas. Pero de igual modo, esto se puede ver como un aliciente a que sólo narre los hechos más relevantes… o quizá para que sea aún más desordenada.

Llegue a quedar con Aris, antes de que se volviese a su ciudad, no mucho, pero cenamos todos en el chino y fuimos a fumar tabaco de manzana en cachimba, la verdad es que fue una noche divertida, y me hubiese encantado llevar la cámara para hacer fotos, el local realmente me encanto.

Así que siguen pasando los días y me comunican hechos ocurridos sin mi presencia, la verdad es que nada me ha sorprendido, me ha sentado mal, porque aunque no sean algo que no me esperase en realidad, es porque a pesar de no decepcionarme, al contrario, la gente hace exactamente lo que se puede esperar de ella, ya que de otro modo, te engañas a ti mismo, sí, creo que es exactamente eso, cuando alguien más te sorprende es exactamente cuando hace algo que no estás preparado para que haga. Y no estoy tratando de explicar ninguna acción positiva de las personas, algo bonito, como un regalo, o una visita, no… porque lo que nos mola es hablar de cosas feas.

Bueno, mola hablar de cosas feas, pero cansa, cansa porque me siento una persona gatuna, que pronuncia la erre con calidad sonora, que la alarga a veces demasiado. Porque me apasionan las cosas, y hacer cosas, e incluso llega un momento en que disfruto de no hacer nada, de mirar al techo fielmente, sin perderme ningún detalle de este, y lo mejor del techo es que no hay nada que mirar, que es blanco y liso. Sin grieta alguna que distraiga mi atención. Y disfruto de esos momentos panza arriba, alegre y aletargada en mi ensimismamiento.

Pero sabemos, y si no lo sabéis os lo cuento ahora, que también hago cosas, [y para que se note, esto va por ti belleza] hago interminables bufandas, que se atascan, pero de repente parece que fluyan, que se dejen llevar hasta su fin propio que es abrigar bellas gargantas de porcelana, y arropar cuellos níveos con estilo. Y al día de hoy puedo decir, y lo escribo para que conste, que tengo la mitad, y que si sonríe la suerte, y con ánimos renovados, la tendrás entre tus manos.

Mientras una bella musa de los tejidos me acompaña en el habito de hacer cada tarde aunque sea un poquito más, y que ya poseo esa característica indispensable para las abuelas de tejer sin necesidad de mirar, termino la labor mientras veo la tele. Se acerca peligrosamente mi primer examen, que por lo único que realmente me preocupa es porque le seguirán más. Y en fin, así es el juego, tú enseñas tus cartas, y si no son lo bastante buenas, gana la banca.

Al final no he contado tanto, pero me siento bien, tan sólo me gusta poner estas cosas, escribirlas para vosotros, y tal,o tal vez simplemente escribo para mi. A parte, escribir es una cosa de las que no son feas, pero se pueden escribir cosas feas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Echaba de menos leerte, hermosa mía! te tengo mucho aprecio, lo sabes, verdad?

MMMMMMMMMMMMMMMMUACK

Puh dijo...

Siempre has sido una leona, y se que te gusta las cosas feas, bueno realmente las no muy feas, pero es porque te dejas llevar por tu curiosidad, morvosa e insana curiosidad que te descubre diciendo "No queria saber eso"