Grandes motivos de jubilo y alegría, como por ejemplo, que tengo un móvil nuevo, o que fantástico y maravilloso. Sí, pero es que resulta que el otro es un traidor, el muy hijo de su adinerado fabricante me ha abandonado, me ha dejado sola, se ha quedado apagado y no piensa encenderse. Por lo que muchos números de teléfono se han quedado en el olvido, y mensajillos chorra y no tan chorra, que tenía guardados, hay están. Encriptados tras una pantalla negra, como el abismo de la vida incomunicado.
En fin, que tengo un móvil nuevo. Y ahora me lo pasaré en grande intentando recuperar números de teléfono.
Ayer tuve clase de bonsái, y me siento ligeramente ignorada. No he terminado de alambrar a Gorka, como no me lo explicaban… bueno a ver si en la próxima clase.
Puh salía hoy a Zaragoza, espero que haya llegado, de hecho, voy a llamarla. Vale, tras una breve llamada, sé que está en Benidorm, camino a la parada de los Jiménez, dónde cogerá el bus a Zaragoza.
Hoy tengo que cuidar a las niñas, lo más seguro me las lleve a dar un paseo con la perra, porque sino no sé cuando de supone que la voy a sacar a la pobre. Ahora cuando salga a comer me tendré que ir rapidito a por ella. Pobre bicha, toda la mañana sin salir.
viernes, noviembre 10, 2006
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